Los préstamos online en Colombia hacen carrera, al tiempo que abren la posibilidad para personas y empresas de acceder a recursos para atender emergencias.
Prácticamente no hay un colombiano que no haya recibido la llamada de un amigo o un familiar que pide prestados $100.000 o $1 millón, o más, porque en la empresa no han pagado, o un proveedor demoró una factura o, simplemente, se quedó sin dinero. Eso pone en riesgo la amistad y el dinero o plantea la vergüenza de decir «no tengo». Unas situaciones similares viven las empresas o negocios en su etapa inicial, porque por ejemplo llegó un proveedor al que toca pagarle y todavía los clientes no han autorizado el cheque. Los ‘cuentagota’ o prestamistas personales aprovechan para cobrar intereses hasta de 15% o 40% mensual. Y ante mora usan métodos de cobro que atentan contra la integridad de las personas. Colombia ha adquirido buena fama por cuanto sus instituciones financieras son sanas y los colombianos se consideran puntuales con los pagos. Pero, al mismo tiempo, el carácter conservador de los bancos deja excluida a la población de bajos ingresos.
LAS VENTAJAS QUE OFRECE
Los préstamos digitales se diferencian de los que maneja la banca tradicional en su trámite online. Solo piden la cédula, una fuente de ingresos y una cuenta a nombre del titular. El proceso termina en una llamada con la aprobación entre media hora y un día después, a más tardar. De acuerdo con estudios de las propias entidades, 40% de los tomadores de crédito en línea dejan de usar el pagadiario después de tener la experiencia online, donde están propietarios de negocios, independientes y estudiantes. Evitan filas y visitas a sucursales bancarias, algo que produce alergia en la generación milenial.
Las fintech también han creado un nicho de negocio en las empresas. Sempli, creada en 2017, ha financiado más de 500 establecimientos, con recursos que superan los $80.000 millones. Esta industria seguirá creciendo, pues internet es de lejos el mayor canal en número de transacciones. Y hacer fila está pasado de moda.
Qué esperar
Alfredo Barragán, exbanquero y especialista en banca personal, considera que estas empresas ofrecen una ventaja frente a los préstamos agiotistas. “Son una buena alternativa para obtener financiación, con un costo un poco alto frente a los estándares, pero significativamente bajo ante la alternativa de préstamos en la informalidad”. Agrega que estos productos generan inclusión financiera, pues las centrales de riesgo comienzan a registrar el comportamiento de pagos de los usuarios, lo que los convierte en potenciales cientes de las entidades financieras tradicionales. El peligro es que por ofrecerles más tarjetas de crédito o préstamos de libre inversión terminen ‘ahorcados’ por los propios bancos. “Este es un punto importante, porque necesitamos más educación financiera. Hay que formar a la gente para que haga un uso responsable cuando les ofrecen y aceptan otros productos”, dice Daniel Materón, CEO de Rapicredit. Por su parte, Camilo Montañez, director de producto de Lineru, señala que para evitar el sobreendeudamiento usan la inteligencia artificial: un préstamo nunca debe exceder 35% del ingreso.